top of page
WhatsApp Image 2022-02-21 at 02.32.08.jpeg

Represión Policial: El Caso de los Trabajadores Rurales Sin Tierra en Brasil (1964-2002)

February 22nd, 2022

By Maya Heins 

Artwork by Carter Cumbo

La represión policial como respuesta institucional frente a un movimiento social suele ocurrir mucho en Latinoamérica. Aunque en casi todos los movimientos sociales y políticos, haya algún tipo de represión policial, la forma, la consistencia y la fuerza de dicha represión, tiene un impacto fuerte en la respuesta del movimiento. Por supuesto, a veces la represión policial tiene mucho éxito en frenar el crecimiento y la expansión de movimientos populares; sin embargo, a veces este tipo de política funciona de manera contraria. ¿Porque a veces la represión policial ayuda a la formación y éxito de un movimiento o porque en otros casos la represión policial funciona para extinguir un movimiento? Para explorar esta pregunta, voy a usar el caso de los trabajadores rurales sin tierra en Brasil y su enfrentamiento con la represión policial durante los años 1964-2002. 

Protestas y movimientos son reprimidos por la policía mayormente cuando hay una oportunidad democrática que surge como una única solución a una problema de malestar de la sociedad (Della Porta 1999). La policía puede funcionar como un instrumento fuerte de represión y de choque. Es decir, se oponen a cualquier tipo de protesta en el país. Por el otro lado, la policía puede funcionar como un instrumento de prevención, previenen protestas de forma popular. Las diferentes maneras de reprimir causan diferentes reacciones de la protesta. Estos dos distintos tipos de enfrentar la represión de movimientos culminan en cinco tipos de represión policial: 

  • Represivo vs. Tolerante: ¿Qué tolera la policía durante una protesta? Actos ilegales pasan durante protestas, ¿cuál es el límite para la policía?

  • Selectivo vs. Difuso: Hay que saber cuál es el objetivo de la protesta. ¿ A quién hay que reprimir dentro de la protesta? ¿ A todo el mundo o solamente a los verdaderos seguidores de la causa?

  • Preventivo vs. Reactivo: La calculación del momento justo para la actuación de la policía.

  • Duro vs. Blando: El grado de represión usado para frenar una protesta. 

  • Sucio vs. Legal: ¿La policía tiene autoridad para reprimir una protesta o lo hace ilegalmente? 

 

Pero, ¿por qué las diferencias entre los tipos de represión ayudan o destruyen a un movimiento? 

Está sólidamente establecido en la literatura sobre movimientos sociales y políticos que la represión con la intención de terminar una protesta a veces puede ayudar al movimiento más que herirlo (Ondetti 2006). A veces la represión puede reducir la protesta porque causa un aumento en el costo de la protesta, disminuyendo la atracción del movimiento. Por otro lado, acciones represivas pueden profundizar la sensación de injusticia, aumentando la necesidad de que el movimiento termine con sus metas originales (Ondetti, p. 63). Hay un grupo de factores que miden la probabilidad de que la represión funcione o fracase: la intensidad total de acciones de represión aplicadas por el estado; la consistencia con que la represión está aplicada; el tipo de gobierno (autoritario o democrático); si la represión es vista como injustificada; y finalmente si los que están afectados son integrados a redes sociales que estimulan la actividad de protesta. La represión puede provocar protestas más fuertes porque fuerzan a los políticos a tomar una posición defensiva y los fuerza a ser más responsivos a las demandas de un movimiento.

El movimiento de los trabajadores rurales sin tierra en Brasil durante la segunda parte del siglo veinte ejemplifica muy bien un caso donde la represión hizo exactamente lo opuesto de su intención; es decir, los actos de represión apoyaron fuertemente el movimiento. Aunque el movimiento tenía más de treinta años y mucho apoyo público, no pudo lograr mucho hasta que pasaron unos eventos de represión policial mal vistos por el público. El movimiento de los trabajadores rurales sin tierra tiene sus orígenes en los años 1960 y fueron una de las causas del golpe de estado militar en 1967. Los militares tenían como políticas las reformas agrícolas basadas en la modernización y la expansión, no les interesaban las reformas de la distribución de la tierra (Ondetti, 65). Con la apertura del régimen militar al principio de los años 1970, vinieron muchas protestas tanto en los sectores rurales como en los urbanos (Ondetti, 66). Al final de los años 1970, principios de los años 1980, el sur de Brasil empezó a organizar grandes ocupaciones de tierra y campamentos al borde de la carretera. Activistas católicas ayudaron mucho a organizar este movimiento durante estos años, que se empezó a conocer como el movimiento de trabajadores rurales sin tierra. En 1985 se terminó la dictadura militar y la vuelta a la democracia trajo optimismo sobre la posibilidad de reforma agraria, pero sin muchos resultados. 

El 9 de agosto de 1995 en el municipio de Corumbiara en el estado de Rondônia, la policía invadió un campamento de campesinos sin tierra. Once ocupantes, incluyendo una niña de siete años, fueron asesinados, tres aparentemente fueron ejecutados y los otros torturados y humillados (Ondetti, p. 70). Dos oficiales policiales también murieron. Los medios de comunicación explotaron con esta historia, alzando la voz para que el gobierno tomara responsabilidad de los campesinos y parara con la violencia contra ellos (Ondetti, p. 70). Finalmente hubo estrés en el gobierno por un verdadero cambio grande sobre el problema de la estructura agragaría. El cambio de opinión pública causó la negación del poder de los terratenientes y forzó al gobierno de Brasil a escuchar realmente las demandas de los reformistas. En los meses siguientes, el número de familias reubicadas aumentó, pero después de un tiempo, los números lentamente bajaron (Ondetti, p. 72).

El 7 de abril de 1996, otra masacre sucedió en el municipio de Eldorado do Carajás en el sureste del estado de Para. Este evento fue aún más violento que el de Corumbiara, cuando policías militares mataron a 19 manifestantes que estaban bloqueando una carretera. Más de 60 personas fueron heridas. Esta vez el evento había sido grabado . Imágenes y videos de la masacre se filtraron a los medios de comunicación durante semanas (Ondetti, p. 72). La mayoría de los comentarios criticaban fuertemente al gobierno por su falta de acción después de Corumbiara y su incapacidad de impedir la masacre de Eldorado de Carajás.

  Los apoyos de las reformas agrarias no solamente vinieron de la izquierda tradicional, sino de un diverso grupo de actores en Brasil (Ondetti, p. 73). Muchos de los medios de comunicación solamente tenían cosas buenas para decir sobre el movimiento. Muchos argumentaron que las reformas agrarias tenían el poder de resolver muchos de los problemas enfrentando al país. Un 80% de brasileños soportaron las reformas durante estos años (Ondetti, p. 74).

Con el cambio de política del gobierno en 1999, el movimiento se desaceleró mucho. Aunque habían conseguido la reubicación de miles de familias, no alcanzaron una reforma total del sistema. En este caso la represión inicial de los campesinos logró ayudar fuertemente al movimiento. Es obvio que hay una relación causal entre las masacres y la indignación pública, pero es menos claro por qué estos eventos contribuyeron a la intensificación de la protesta para la reforma agraria. La táctica principal de intentar provocar una respuesta del gobierno, fue el sistema de campamento. El campamento requiere que las familias dejen sus casas y empleos para ir a vivir crudamente durante un año o más. No es muy probable que miles de familias hicieran esto solamente porque estaban enojadas con el gobierno sobre las masacres. Esto tiene mucho más que ver con una cuestión económica que solamente con indignación (Ondetti, p. 85).

Cuando el estado da concesiones en vez de represiones la gente tiende a responder invirtiendo más por el movimiento (Ondetti, p.85). Es decir, cuando el gobierno no ayudaba a los trabajadores ni les hacía caso, menos gente estaba dispuesta a dejarlo todo para unirse al movimiento. Todo eso cambió cuando vieron que la atención de los medios de comunicación y el mundo estaban presionando mucho al gobierno para cambiar su política sobre la reforma agraria y acelerar la distribución de la tierra. La gente estaba más dispuesta a unirse a la causa: los beneficios esperados eran más grandes que los riesgos. Esto es una de las cosas que explica por qué las ocupaciones crecieron fuertemente en los años después de las masacres.

También fue importante el tipo de fuerza policial usado durante este periodo. Durante la dictadura militar en Brasil, el movimiento de los trabajadores rurales sin tierra casi desaparece porque el gobierno veía las protestas como una amenaza contra la seguridad nacional. Pero cuando volvió la democracia y la apertura a la protesta, volvió el movimiento. Aunque no logran mucho como un movimiento hasta los años 1995-1996, porque tienen la oportunidad de ocupar tierras y ser escuchados sin la represión total. El movimiento sigue existiendo hoy en día.

Otra cosa a considerar es el tipo de represión policial que se ve en contra de este movimiento. Porque la represión de este tipo de ocupación de tierras fue responsabilidad del estado donde pasaba, no existía una política unida por todo el país. Es decir, en la mayor parte, excepto en unos casos particulares, la represión fue más tolerante que represiva. El hecho de ocupar la tierra improductiva es un acto ilegal, pero en su mayoría, en muchas partes de diferentes estados, lo dejaron pasar sin pararlo. Solo en casos selectivos la policía decidió invadir y parar el acto ilegal. Porque la represión policial era más selectiva y no tan difusa en la represión de ocupaciones, el riesgo de ser parte del movimiento era menor. El tratamiento de la policía a los manifestantes fue más blando que duro, con excepción de los casos de Corumbiara y de Eldorado do Carajás. Esto también disminuyó el riesgo de unirse a la causa, particularmente cuando después de las masacres de 1995 y 1996 fue mucho peor visto el uso de la fuerza (mucho a la frustración de los terratenientes). El hecho de que la fuerza usada en contra de los acampados fuese muy fuerte, a veces demasiado (la muerte de una niña de siete años y la ejecución de varias personas por parte de la policía) causó un sentido de injusticia dentro del público, neutralizando la cuestión de la legalidad de la invasión. Estos tipos de acción policial en vez de otros es una parte de por qué el movimiento tuvo tanto éxito, especialmente después de las masacres de 1995 y 1996.

Cuando un movimiento busca reformas relativamente limitadas, tiene más éxito que cuando busca un gran cambio del sistema (por ejemplo: descolonización o revolución). Cuando las concesiones son muy costosas para el gobierno es menos probable que el gobierno cambie simplemente a causa del descontento popular. En este caso, no ocurre eso y, por eso, el gobierno sucumbe a los deseos del público. Otro factor que influye en si un movimiento tiene éxito y apoyo externo es la cuestión de violencia como una táctica para lograr cosas. Dentro de un movimiento la violencia se puede ver como una táctica legítima, pero los de afuera son menos propensos a soportar un movimiento cuando se usa violencia (Ondetti, p.86). En el caso de Brasil, los campesinos nunca usaron violencia pero fueron violentamente atacados por la policía, creando una compasión muy fuerte con los de fuera del movimiento. Es muy interesante observar el caso de los trabajadores rurales sin tierra en Brasil como un ejemplo donde la represión no funciona como debiera. 

 

 

Bibliografía:

 

Ondetti, Gabriel. “Repression, Opportunity, and Protest: Explaining the Takeoff of Brazil’s Landless Movement.” Latin American Politics and Society, Vol. 48, no. 2 (Summer, 2006), pp. 61-94. Center for Latin American Studies at the University of Miami. 19 Oct. 2015. http://www.jstor.org/stable/44904464

 

 

 

Della Porta, Donatella. “Movimientos sociales y Estado: algunas ideas en torno a la represión policial de la protesta.” Movimientos sociales: perspectivas comparadas.” Cap. 3. Pp. 100-142. 1999. ISTMO, Madrid. 23 Oct. 2015.

bottom of page